¿Nos lo veíamos venir? Claro que sí. Y por más que nos quejemos, que estemos cansados del encierro, que extrañemos y tengamos ganas de volver a la normalidad.
La realidad muestra hoy 30 muertos por día en un país dividido entre los que seguimos en casa, desinfectando las verduras, limpiando casa compra y tomando todas las medidas de protección. Mientras que, en el otro rincón de este ring, tenemos a los que prefieren pensar que no está sucediendo, que nos les va a afectar. Y no hablo de comerciantes, de las necesidades de salir a trabajar y conseguir el pan de cada día. Hablo de los que el finde que viene se van a ir a comer un asado con los padres, de los que visitan amigos, de los que salen a correr y a amontonarse en el mismo parque.
La situación es difícil y cada casa es un mundo donde la soledad y el aislamiento juegan de distintas maneras.
El anuncio se hará en el transcurso de esta semana y es resultado de una curva ascendente. Si queremos que esto termine tenemos que poner mucho de nosotros. Dejemos de especular con que no nos va a pasar y seamos más responsables.
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