Cada vez hay más runners en la ciudad, y el nivel de este tipo de competencias aumenta día a día. Es la principal conclusión de la 29» Maratón de Buenos Aires, que se corrió ayer en distintos barrios porteños, con una asistencia de más de 9100 fanáticos de este deporte.
Cada vez hay más participantes en las distintas carreras de calle. Y cada vez las competencias se tornan más competitivas. Por caso, ayer, la maratón de Buenos Aires otorgó el título sudamericano de la especialidad, lo que le da a la prueba un condimento más, un plus de motivación para todos los atletas de elite del continente.
Una recorrida por la salida, a las 7.30, en la avenida Figueroa Alcorta, mostraba un mar de piernas que se movían al compás de la música. Cada uno tenía una cábala diferente. Pero todos habían llegado con un mismo objetivo: llegar a la meta para derribar el mito del muro, esa maldita pared invisible que señala que después del kilómetro 30 todo puede derrumbarse.
La largada fue puntual, a las 7.30, y el repiqueteo de las zapatillas se tornó un sonido único e inigualable. Era la música perfecta. A pesar del sonido ensordecedor de los parlantes, los intensos aplausos y los incesantes gritos de aliento, los corredores sólo escuchaban el «tap, tap, tap» característico que los acompañó durante meses y meses de riguroso entrenamiento para poder estar ahí, en la que ya es la gran vedette del calendario de carreras callejeras de la Argentina. La prueba aeróbica, si se utiliza el vocabulario de los años 70, que todo runner quiere protagonizar.
El running logra cada día más adeptos que corren por placer, porque es accesible y para superar sus límites. En definitiva, para sentirse bien.
En 2012, 8135 personas dijeron presente; este año hubo 1019 fanáticos más. Hace una década, animarse a los 42.195 metros de esta prueba representaba un sueño. Hoy, ese hito parece más próximo porque el running se metió tanto en la piel de quienes lo practican que sus fanáticos aprovechan vacaciones o cualquier viaje para mirar el calendario de carreras del destino al que se trasladan. Y si los turistas vienen a Buenos Aires, eligen primero correr y luego conocer los atractivos de la ciudad. Así lo demostraron los casi 2000 extranjeros de 48 países que ayer vibraron por lugares emblemáticos como el Obelisco, el Cabildo, el Teatro Colón, la Plaza de Mayo, los Bosques de Palermo, La Boca, Puerto Madero y la Casa Rosada.
La Maratón de Buenos Aires, por segunda temporada consecutiva, significó el cierre de Carrera de Naciones, el circuito de competencias que Adidas ideó para unir las mejores pruebas del continente con dos atletas amateurs, un hombre y una mujer, que representaron a la Argentina, Colombia, México, Chile y Perú.