Por cuarta vez en nuestro país, 60 mil personas tuvieron el honor y privilegio de ver a uno de los íconos más grandes de todos los tiempos.

Y es que se nos pone la piel de gallina de tan sólo saber que fuimos testigos del recital no sólo de un integrante de una de las bandas más grandes de la historia, sino que él por sí mismo es un músico intachable, de esos que deberían estar en la lista de todos de «recitales a los que tengo que ir antes de morir».

Buenos, cortamos con los elogios para describir algunos detalles del show. En un castellano bastante bien estudiado, dió la bienvenida a su público diciendo lo feliz que estaba de volver al país. Los éxitos sonaron uno tras otro: Lady Madonna, Ob-La-Di, Ob-La-Da, Back in the USSR, Hey Jude, Birthday, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Helter Skelter, Golden Slumbers, Carry That Weight y la así fuimos entrando en ese mundo que el nos proponía, y nos dejamos emocionar, lloramos, reímos y bailamos.

Entre quienes asistieron el tema del volumen fue un comentario que no pasó de largo, se escuchó muy bajo y el oido tardaba en acostumbrarse a ese volumen, tan así que muchos evitaban cantar para no tapar a vs del Beatle que si bien se lució en cada nota, el audio no fue destacable.

Así y todo, esto fue un detalle en medio de miles de personas que lo vieron por primera vez, o fueron afortunados y pudieron repetir la experiencia única de estar frente a uno de los más grandes de todos los tiempos.